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La aparición de protuberancias en el cuello es un fenómeno habitual que, en la mayoría de los casos, no implica peligro para la salud. A pesar de esto, es importante consultar a un médico tan pronto como se detecten para determinar su origen y tratamiento adecuado, ya que algunas situaciones pueden requerir atención especializada. En este artículo te explicamos cómo saber si un bulto en el cuello podría ser perjudicial.
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¿Qué son los bultos en el cuello?
Un bulto en el cuello, también conocido como masa cervical, puede presentar variaciones en su tamaño. Algunos son suficientemente grandes para ser visibles a simple vista, mientras que otros son tan diminutos que resultan casi imperceptibles.
Generalmente, estos bultos no constituyen una causa de alarma, ya que mayoritariamente son benignos. No obstante, en ocasiones, un bulto en el cuello puede ser el indicativo de una condición más grave, como una infección. Si detectas una protuberancia inusual en tu cuello, es recomendable que consultes a tu médico para una evaluación adecuada.
Es importante también considerar otros síntomas que puedan acompañar al bulto, como dolor, fiebre o una sensación general de malestar, que podrían sugerir una urgencia médica.
Cómo sé si el bulto que tengo en el cuello es algo grave
Hay que recalcar la relevancia del diagnóstico temprano para los bultos en el cuello que resultan ser malignos. Vamos a explorar algunos signos de alerta que pueden sugerir la presencia de malignidad en estas protuberancias:
Permanencia en el tiempo
Si un bulto mantiene su presencia constante a lo largo del tiempo y no responde ni a antibióticos ni a antiinflamatorios, es fundamental prestarle la debida atención. Este comportamiento sugiere la necesidad de una evaluación más detallada por parte de un especialista.
De acuerdo con un estudio publicado por Elsevier, si el bulto apareció hace menos de 2 semanas o si lleva más de un año sin variaciones significativas en tamaño, las probabilidades de que sea maligno son reducidas. Sin embargo, una observación continua y un análisis adecuado son esenciales para descartar cualquier riesgo.
Tamaño del bulto
El tamaño de un bulto puede proporcionar indicios importantes sobre su seriedad. Según el Dr. Juan Pablo Marín Calahorrano, cirujano en un prestigioso hospital de Zaragoza, España, los bultos que no superan 1 centímetro generalmente se consideran benignos.
No obstante, un bulto que excede los 2 centímetros y continúa creciendo podría ser indicativo de cáncer. Es necesario realizar una biopsia especialmente si el bulto alcanza o supera los 4 centímetros, tal como lo aconseja el experto en este artículo de Quirón Salud.
Que sea duro y no se mueva
Un bulto en el cuello que resulte ser especialmente duro al tacto puede indicar una posible malignidad. Además, si este bulto no tiene movilidad, es decir, que parece estar fijado a estructuras más profundas, es una señal adicional de preocupación. Estas características sugieren que el bulto podría estar invadiendo tejidos circundantes, lo cual requiere una evaluación médica inmediata.
Ausencia de dolor
La falta de dolor en un bulto podría ser indicativa de malignidad, dado que el dolor generalmente señala una inflamación, y por tanto, una posible infección benigna. Un bulto indoloro puede pasar desapercibido por ser menos molesto, pero esto no reduce su potencial riesgo.
Con todo, es esencial no subestimar ni sobreestimar la presencia de dolor como indicativo de la naturaleza de un bulto. Según el Dr. Marín, el dolor no es un criterio confiable para diferenciar entre condiciones benignas y malignas. Por ello, otros factores y pruebas diagnósticas deben ser considerados para obtener un diagnóstico preciso.
Causas y síntomas de los bultos en el cuello
Cualquier parte del cuello, incluyendo los huesos, articulaciones, tendones, músculos, ligamentos y nervios, puede lastimarse.
Una de las razones más comunes por las que el cuello puede doler es por tensar o estirar demasiado los músculos, pero hay muchas otras causas posibles. Las siguientes son 10 razones comunes por las que podrías tener un bulto en el cuello y los síntomas que cada una puede traer.
Mononucleosis infecciosa
La mononucleosis infecciosa es más conocida como "la enfermedad del beso" porque se pasa de una persona a otra a través de la saliva. El culpable más frecuente de esta enfermedad es el virus de Epstein-Barr, que es un tipo de virus del grupo de los herpes.
Los síntomas que comúnmente aparecen son el sentirse muy cansado, tener los ganglios linfáticos del cuello hinchados, amígdalas grandes y doloridas, dolor de cabeza, una erupción en la piel, aumento de tamaño del bazo y dolor al tragar.
La mononucleosis infecciosa puede crear un bulto en el cuello porque hace que se inflamen los ganglios linfáticos. No hay un tratamiento específico para esta infección; tu cuerpo tiene que luchar contra el virus por sí mismo.
Nódulos tiroideos
Los nódulos tiroideos son como pequeños bultos que pueden ser sólidos o estar llenos de líquido y aparecen en la tiroides, que es una glandulita con forma de mariposa ubicada al frente del cuello.
La mayoría de estos nódulos no son graves y no producen síntomas. Sin embargo, alrededor de un 5% de ellos pueden ser cancerosos.
Cuando los nódulos son lo suficientemente grandes, se pueden sentir al tocarlos e incluso ver a simple vista. A veces, estos nódulos pueden presionar la tráquea o el esófago, causando problemas para respirar o tragar.
Si el nódulo produce hormonas de más puede llevar a síntomas de hipertiroidismo, que es cuando la tiroides está demasiado activa.
Quiste sebáceo
Los quistes sebáceos son bultos que tardan en crecer, se encuentran bajo la piel y son inofensivos. Es común encontrarlos en el cuello, pero también pueden aparecer en la espalda, los hombros, el pecho y otras áreas. Suelen formarse por la inflamación de un folículo del pelo o por un golpe en la piel.
Estos quistes son benignos, lo que significa que no son peligrosos para la salud la mayoría de las veces. Solamente pueden causar problemas si se infectan.
Amigdalitis
La amigdalitis se produce cuando se inflaman las pequeñas masas de tejido ubicadas en la parte posterior de la boca y en la parte superior de la garganta, llamadas amígdalas. Este proceso inflamatorio es similar al que ocurre con la mononucleosis infecciosa, en la que también se puede observar un bulto en el cuello debido a la inflamación.
Entre los síntomas adicionales de la amigdalitis se encuentran fiebre, dolor de estómago, dificultades para tragar, voz ronca, mal aliento y dolor de garganta. Estos signos pueden variar en intensidad y frecuencia, pero su presencia es un claro indicativo de que las amígdalas están afectadas por una infección o irritación.
Nudo muscular
Los nudos musculares son como pequeños bultos que se forman en el cuello debido a la tensión y suelen aparecer con regularidad. Básicamente, son áreas donde los músculos están más tensos de lo normal, y esto puede hacer que se sientan como bultos.
Aunque no representan un peligro a la salud, pueden ser muy molestos y hasta afectar cómo te sientes día a día si no se tratan.
Lipoma
Los lipomas son otro motivo común por el cual podrías notar un bulto en el cuello. Son básicamente acumulaciones de grasa que crecen lentamente y se suelen encontrar entre la piel y los músculos.
Al tocarlos, se sienten blandos y no suelen doler, aunque hay excepciones. Además, se mueven fácilmente si los presionas. La razón exacta por la que aparecen no se conoce del todo, pero se cree que la genética tiene mucho que ver en su formación.
Los lipomas no son cancerosos y generalmente no representan un riesgo para la salud, por lo que no necesitan un tratamiento específico. Sin embargo, si causan preocupación por cómo se ven o si crecen demasiado, se puede considerar quitarlos mediante cirugía o liposucción.
Nódulo no tiroideo
El término "nódulo" se refiere a un grupo de células que se juntan en el cuerpo. Para que un bulto en el cuello se considere un nódulo, necesita ser redondo, bien definido y profundo. Puede aparecer en la piel, los tendones, los músculos y hasta en las cuerdas vocales.
La buena noticia es que la mayoría de estos nódulos son benignos y no causan dolor.
Bocio
El bocio es cuando la glándula tiroides, que está en el cuello, crece de manera anormal, lo puede significar que toda la glándula se hace más grande o que solo algunas partes de ella crecen de forma irregular. De cualquier manera, este aumento de tamaño puede verse como un bulto en el cuello.
La razón principal por la que la gente desarrolla bocio en todo el mundo es por no consumir suficiente yodo en su alimentación, algo que suele ocurrir especialmente en áreas donde los ingresos son bajos.
Faringitis bacteriana
La faringitis bacteriana es una infección que puede causar un bulto en el cuello debido a la inflamación de los ganglios linfáticos.
El tratamiento usualmente incluye antibióticos, pero el tipo específico de tratamiento depende del microbio que esté causando la infección y es una de las razones por las que puede aparecer un bulto en el cuello.
Cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides también puede causar un bulto en el cuello, aunque no es la causa más común. Solo 1 de cada 20 bultos en el cuello resulta ser canceroso.
No obstante, es muy importante que volvamos a hacer énfasis en la relevancia del diagnóstico temprano, sin importar cuál sea la causa. Si notas cualquier bulto o algo fuera de lo común en el cuello (o en cualquier otra parte del cuerpo), es recomendable que visites a un médico lo antes posible.
Conclusión
Los bultos en el cuello son frecuentes y generalmente inofensivos; sin embargo, su presencia puede señalar una variedad de condiciones, desde simples infecciones hasta situaciones más graves como el cáncer. Ante la detección de uno de estos bultos, es fundamental acudir a los profesionales de la salud para obtener un diagnóstico preciso.
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